Una mirada
buscaba entre tus labios
cada mañana.
Si la encontraba
sentía que los cielos
me sonreían.
No era lo mismo
mirar por la ventana
sin tu sonrisa.
Y es que sin duda
la misma contagiaba
y me animaba.
Algo tenía
tu rostro inmaculado
que subyugaba.
Era ternura,
caricias encubiertas
y sencillez.
Pero en tus labios
el beso y el reproche
se conjugaban.
Tantos consejos
de madre preocupada
fueron vitales.
Y es que tú fuiste
bastión y referencia
de aquella infancia.
Hoy, que no existes,
ansío tu figura
porque te extraño.
Rafael Sánchez Ortega ©
07/06/23
Por una mirada un cielo, y aqui nos dejas acompañada de una sonrisa ya es el fenix del universo.
ResponderEliminarFeliz jueves, compartamos alegría.
Besos.
Gracias Campirela, compartamos la alegría de la vida y la poesía.
EliminarUn abrazo.
Precioso, hay amores que nos hicieron grandes sin darnos cuenta, hay amores eternos que duran aun después de la muerte. Un abrazuco
ResponderEliminarGracias por tus palabras Ester.
EliminarUn "abrazuco"
Las miradas hablan , felices lo que aprendieron a leer
ResponderEliminarBuena jornada 👍
Gracias Elisa.
EliminarLindo día
gracias por seguir escribiendo
ResponderEliminarA ti recomenzar por seguir acudiendo a leer estas letras.
EliminarUn abrazo.
Beso y reproche, así somos las madres. Un entrañable poesía.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Qué añoranbza de ausencia. Con quienes parten se va de alguna manera nuestro ayer compartido
ResponderEliminarUn abrazo, Rafael
Así es Maripau.
EliminarUn abrazo.
Madre.
ResponderEliminarDicho todo.
Gran poema.
Abrazo, Rafael.
Gracias Verónica.
EliminarAbrazo.