El suave viento,
con brisa del nordeste,
se despertaba.
Era temprano,
llegaba en las resacas
de las mareas.
Bello reflujo
con olas en la playa
para dormir.
Tú las mirabas,
parando en el paseo
de la mañana.
Y hasta sentías
la brisa por tu cuerpo
con sus caricias.
Te estremecían
sus dedos invisibles
al recorrerte.
Y hasta tus ojos
soltaban unas lágrimas
viendo aquel cuadro.
Tu corazón
corría y galopaba
muy desbocado.
Era la sangre
y el alma enamorada
que en ti vivía.
Por eso mismo
tus labios recibieron
del viento un beso.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/06/23
La brisas y los vientos, trayendo versos y recuerdos, cómo es ese vientecillo. ¿eh?
ResponderEliminarUn abrazo, Rafael
Pues sí, es especial, no lo dudes Maripau.
EliminarUn abrazo y gracias.
Que no traerán lo vientos , aparte de brisa y dulce poesía.
ResponderEliminarUn abrazo, feliz viernes.
Pues muchas cosas bonitas Campirela, no lo dudes.
EliminarUn abrazo en la tarde.
Dicen que en la orilla al vento se le llama brisa, pero no vamos a diferenciar, en la orilla cuando las olas traen y se llevan el mundo puede detenerse si tenemos un poema para leer. Abrazos
ResponderEliminarGracias por tus palabras Ester.
EliminarAbrazos.
Preciosos versos acunados por el viento.
ResponderEliminarGracias Galilea.
EliminarAbrazo.
Solo un poeta se abre para recibir la brisa, el pulso de la marea, y el beso que además, deja poema.
ResponderEliminarSonrío.
Abrazo, Rafael.
Gracias Verónica.
EliminarAbrazo.