"...Suspira el cielo y parece
que quisiera decir unas palabras.
Aunque por otro lado es un susurro
que baja de sus ojos en forma de lluvia.
Está llorando.
Llora el cielo
y sus lágrimas llegan a nosotros
a través de esas gotas inmaculadas
y sinceras
para unos labios sedientos.
Nos manda paz
en forma de lluvia para las almas.
Nos manda vida
que viene con las aves y mariposas,
y a través de ellas nos manda poesía
y un mundo de colores y de pasión.
Llega hasta el banco, cercano,
que en el parque algunos días
escucha nuestras charlas.
En él se posa y moja las maderas,
recogiendo los secretos
y confidencias que hemos cruzado.
También recoge los ratos de silencio
mirando cerca a las palomas
que viene a buscar las migas
y a los niños que juegan en la fuente,
y a los gorriones dejando sus canciones
y sus trinos.
Suspira el cielo y habla con la lluvia
que nos manda y nos dice, sin palabras,
que adelante,
que sigamos en la búsqueda constante
del amor y poesía,
que no es una utopía ni es un sueño
y que está en lo más sencillo que tenemos,
como es una sonrisa, una mirada,
y un recuerdo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
06/05/23