Oye al silencio
que deja en las mañanas
su melodía.
Quizás no sientas
las notas discordantes
de sus arpegios.
Pero los mandan
lo seres invisibles
que nos rodean.
Vienen del viento,
de tiempos del pasado
y de recuerdos.
Son de otras vidas
retazos de nosotros
que siguen vivos.
Y sus figuras
quedaron en el aire
en un murmullo.
¡Cuánto silencio
se escapa de las almas
en un instante!
¡Y cuánto duerme
con lágrimas silentes,
en sus pestañas!
Oigo al silencio
y tiemblo al escucharle,
porque es mi voz.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/07/23
El silencio nos habla, en su voz, de los ecos nuestros. Y a mí me encanta, la verdad.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafael
Gracias Maripau.
EliminarUn abrazo y feliz domingo.
Esos seres siempre están y aunque invisible se le hace notar.
ResponderEliminarEn el silencio se oyen muy buenos argumentos.
Un fuerte abrazo.
Gracias Campirela.
EliminarUn abrazo.
Los sonidos del silencios siempre nos traen los tiempo idos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Rafael, es como dices.
EliminarUn abrazo.
E silencio también tiene su propia voz. Muy bonito el poema.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias María.
EliminarUn abrazo.
El silencio guarda tantas cosas dentro...
ResponderEliminarPrecioso poema ❤