Tiembla la flor,
movida por el viento,
en la mañana.
Es esa brisa
que llega del nordeste
y el ancho mar.
Brisa marina
que viene y estremece
los corazones.
Y es que sus labios,
que besan y acarician,
están helados.
Por eso mismo,
las rosas y amapolas,
tiemblan un poco.
Quieren que el sol
les llegue con sus rayos
y su calor.
Así sus flores,
sin prisa, se abrirán
muy dulcemente.
Se vestirán
sus pétalos tan tiernos
con mil colores.
Y nos darán,
un beso, en la mañana,
con su sonrisa.
Rafael Sánchez Ortega ©
23/07/23
Otra poesía hermosa y fresca. Gracias
ResponderEliminarGracias a ti Ester.
EliminarEl sol, incluso en metáfora, revive y abre sentires.
ResponderEliminarAbrazo, Rafael.
Cierto Verónica.
EliminarAbrazo.
Qué lindo ese beso de buenos días, con una sonrisa y los ojitos brillantes. Es como expresar desde que despertamos que somos felices por dormir con esa persona y al abrir los ojos darnos cuenta que sigue ahí, y que no se irá, que vive junto a nosotros. Mejor aún si ese beso es bendecido por la naturaleza, por el sol, por las flores, por Dios.
ResponderEliminarUn abrazo para tui querido amigo.
Paty
Gracias por tus palabras Paty.
EliminarUn abrazo y feliz semana.
La sensibilidad de la flor no está reñida con su fortaleza, que siempre nos alienta con su belleza, fidelidad y resistencia, Rafael.
ResponderEliminarMi abrazo y mi ánimo siempre, amigo.