Sobre la mano
estabas, mariposa,
adormecida.
Era el descanso
después de un largo viaje
el que buscabas.
Y aquella mano,
(la tuya, la recuerdo),
se lo ofrecía.
Eran tus dedos
un nido de caricias
y de reposo.
Y tus pupilas
brillaban con orgullo
en la mañana.
¡Qué bello instante
dejabas con tu gesto
y en un suspiro!
Yo me acerqué,
despacio y en silencio
hasta tu lado.
Y contemplé
la magia de aquel acto
y tu sonrisa.
Busqué tus labios
robando de los mismos
una sonrisa.
Se abrió tu mano
volando hacia los cielos
la mariposa.
Rafael Sánchez Ortega ©
17/07/23
Un encantamiento de amor. Un abrazuco
ResponderEliminarGracias Ester.
EliminarUn "abrazuco"
Como dice Ester un encantamiento de amor, de los que ya no se dan como antaño...debe ser el calor ajjajaja. Un beso, vamos a tener humor porque sino mal vamos .
ResponderEliminarUn abrazo Rafael.
Gracias sinceras Campirela.
EliminarUn abrazo y feliz martes.
Breves momentos encantados, que nos quedan por siempre... ¡hermoso amigo!
ResponderEliminarUn abrazo grande, ojalá tu día fluya tranquilo y hermoso.
Paty
Gracias Paty.
EliminarUn abrazo.
Qué bello poema, perfectamente estructurado, realizado y rimado. En su conjunto es un poema espléndido.
ResponderEliminarGracias por tu visita y comentario, J.S. Vila
EliminarUn saludo.
Momentos inolvidable que están gravados en el corazón. Muy bello poema.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias María del Rosario.
EliminarUn abrazo.
La mariposa, dejando cosquillas en el alma, echa a volar, para regresar luego.
ResponderEliminarMuy bellos y tiernos versos. Un abrazo, Rafael
Gracias por tus palabras Maripau.
EliminarAbrazo y feliz día.