Me dieron un regalo de pequeño
prendido de ilusiones y esperanzas,
con ellas se forjaron alianzas
y un modo de vivir con mucho empeño.
Por eso del regalo, que fue un sueño,
conservo sus dictados y enseñanzas,
tratando de borrar las añoranzas
del niño que probó de su diseño.
Eterna dualidad la del poeta,
el hombre con el niño en su maleta,
tratando de avanzar en el camino.
La vida tiene un fin con un destino
y puede que el regalo de la infancia
nos diera de la misma su fragancia.
Rafael Sánchez Ortega ©
19/07/17
El regalo es la vida, qué mejor regalo que ese, por eso mismo debemos de cultivar cada día con la amistad y cariño.
ResponderEliminarGracias por existir en este camino de las letras.
Besos en la tarde.
El regalo de la vida es algo único, María, es cierto.
EliminarBesos en la noche.
La infancia nos acompaña siempre, Rafael.
ResponderEliminarEl destino es siempre el mismo para todos. Para qué avanzar tanto.
Muy buen poema, perfectamente escrito y construido.
Gracias por tus palabr4as Tecla.
EliminarUn abrazo.
Qué verdad llevamos por la vida, algunas de ellas se cumplieron otras siguen su camino, muy profundo y bello Rafael.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias por tu comentario María del Rosario.
EliminarUn abrazo.
Fue un buen regalo...
ResponderEliminarBesos.
Gracias Carmen.
EliminarBesos.