Tomaré de los niños la sonrisa
y del campo, también, la primavera,
para ver esa linda pitonisa
desde el tiempo, remoto, en que naciera.
Es posible que sea muy imprecisa
la actitud de abordar de esta manera
y, a la vez, que se pierda en la repisa,
este noble jarrón con su solera.
Pero quiero del niño la alegría
y del campo la tierra y el pecado
como néctar feraz del día a día.
Porque siempre se logra lo añorado,
con paciencia que el hombre sentiría
si, en verdad, estuviera enamorado.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/07/17
La sonrisa de un niño y el poder del Amor...
ResponderEliminarBesos.
Gracias Carmen.
EliminarBesos.
En los niños se encuentra la pureza mas bella y perfecta.
ResponderEliminarAbrazo
Cierto María del Rosario, pienso igual.
EliminarUn abrazo.
Todo es actitud.
ResponderEliminarEn este soneto has dicho grandes verdades, sobre todo en la última estrofa.
Abrazo.
Gracias por tus palabras Verónica.
EliminarAbrazo.
Preciosa elección, la sonrisa de un niño y la primavera.
ResponderEliminarBesos.
Gracias por tu comentario Pilar.
EliminarBesos.