Una gota de lluvia se posa
en tu cara y te deja su beso,
como aquella lejana caricia,
(que una vez, renació de tu alma)
para ir a dormir a mi pecho.
Porque llega la gota de lluvia
para dar el mensaje tan tierno,
ofreciendo ese beso sin nombre
que apacigüe las voces del fuego.
Un gorrión se te asoma a los ojos
y te dice que sí, que estás cuerdo,
que el momento que ahora percibes
es la vida real y no un sueño.
Porque el sueño que llega profundo
es capaz de embriagarte de lleno
y hasta hacer que percibas visiones
de otro mundo irreal y no cierto.
Esa flor que se agita a tu paso
y despeina sus pétalos tiernos,
es la rosa sencilla y hermosa
que una vez te ofrecieron mis dedos.
Porque piensa en la rosa marchita
que una vez acogió tu cuaderno,
y recuerda la tarde de estío
cuando yo te la di con un verso.
Ese hombre que marcha cansado
y precisa parar un momento,
es el niño que huyó de la infancia
con su carga de sueños y miedos.
Porque el niño anterior, que se cita,
es el hombre que sigue viviendo,
a pesar de que oculta su cara
y sus sienes estén en invierno.
"...Una gota de lluvia, un gorrión,
(¡qué preludio de amor en el pecho!),
y hasta el sueño y la flor, con el hombre
de ese niño que sigue despierto..."
Rafael Sánchez Ortega ©
02/07/17
Un poema dulce y a la vez nostálgico . Felicidades Rafael
ResponderEliminarGracias Edith.
EliminarUn abrazo en la noche.
Ese niño que siempre vive y sueña, que sabe más que el hombre, porque no tiene mochilas, porque no debe aparentar nada, porque ¡su pequeñez es grandeza!. Grande amigo!!!
ResponderEliminarGracias por ver así mis versos Paty.
EliminarUn abrazo y feliz fin de semana.
Gota de lluvia
ResponderEliminar... gota de vida
precioso Rafael
un abrazo y buen fin de semana
Gracias por tu comentario MaRía.
EliminarUn abrazo y también, feliz fin de semana.
Precioso poema.
ResponderEliminarBesos.