Si me dejaran decir
las locuras de la vida,
pensaría en muchas de ellas
recitándolas sin prisa.
Por ejemplo los pianos
que despiertos nos conquistan
y dormidos son recuerdos
que en el alma desafinan.
Siguen luego los gorriones
tan alegres en las rimas,
aunque traigan de los nervios
al tendero de la esquina.
No me olvido de la iglesia,
la parroquia y sacristía
y aquel cura, tan miope,
de casulla muy antigua.
También hablo del maestro,
la pizarra con su tiza,
los canarios en las jaulas
y el bullicio en las mejillas.
Luego el médico del pueblo,
con sus gafas y su pipa,
restañando los dolores
con recetas y aspirinas.
Hasta el juez y el magistrado,
como cuervos con levitas,
aspiraban a estar presos
con loqueros y camisa.
Por fin llego hasta el agente,
el guardián y policía,
que controla la cordura
del vecino y el bañista.
"...Si me dejaran decir,
mil locuras te diría,
por ejemplo que te amo
y que sigues en mi lista..."
Rafael Sánchez Ortega ©
18/07/17
Qué bonito recorrido en el tiempo… y con un hermoso colofón que dice de locuras y amor…
ResponderEliminarUn placer, amigo…
Bsoss.
Gracias por ver mis letras Ginebra.
EliminarBesos.
Pues sigue diciendo, porque ha sido una delicia :)
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias Verónica, me alegro de que lo veas así.
EliminarUn abrazo.
¡Qué lindas locuras llevas!.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias María del Rosario.
EliminarUn abrazo.
Pues dicho queda en ese final.
ResponderEliminarY muy bien.
Buenas noches.
Gracias Carmen.
EliminarUn abrazo y feliz noche.