Se escuchan las aguas
cantar en la fuente,
sus gotas tan frías
proceden de nieve.
En blancas montañas
nacieron y duermen,
los copos tan finos
de mantos celestes.
El agua discurre
y salta corrientes,
también remolinos
por cauces y puentes.
Al ver a las aguas
también te estremeces,
y cierras los ojos
y abrirlos no quieres.
Te embarga la dicha,
y te arde la frente,
la paz se apodera,
te abraza muy fuerte.
Recuerdas un tiempo,
lejano y ausente,
quizás una infancia,
con viento nordeste.
Buscabas el puerto,
la barca silente,
con una figura
de aspecto muy fuerte.
El padre marino.
de barba incipiente,
con mano segura
sacando las redes.
Y tú contemplando
la vida naciente,
tu padre traía,
sonrisas y peces.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/04/24
Ante el mar, las hijas de los marinos han de sentir sensaciones muy intensas.
ResponderEliminarUn bello poema a la mar y su hijos. Un fuerte abrazo, Rafael.
Gracias Maripau.
EliminarUn abrazo y feliz domingo.
Bellos versos en honor al agua. Que no nos falte.
ResponderEliminarUn abrazo Rafael.
Gracias Carmen.
EliminarUn abrazo.
Que tendrá el agua que calma el alma. Al igual que tus versos.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias Campirela.
EliminarUn abrazo y feliz noche.
Rafael, precioso poema al agua, que nuca nos falte.
ResponderEliminarY tú contemplando
a vida naciente,
tu padre traía,
sonrisas y peces.
Amigo es lindo leerte, eres como el agua cristalina que lleva paz al lector.
Abrazos y besos
Gracias por tu visita y comentario "Vivir"...
EliminarUn abrazo.