Con ojos cansado
miraba el abuelo,
pasar los navíos
con ritmo muy lento.
Sentado en un banco,
guardaba recuerdos,
de viejas historia
y ratos de un tiempo.
Así regresaba
a otros momentos,
instantes de infancia
con risas y juegos.
También susurraba
la brisa en su cuello,
dejando caricias
de manos y dedos.
Aquellos instantes
volvían sin miedo,
con bellos susurros
de amores eternos.
¡Bendita la infancia
y la edad de los cielos,
se ansiaba la luna
y en ella los besos!
Nacían palabras,
veranos eternos,
los pechos latían
amando y queriendo.
"...Hoy, piensa el anciano,
qué solo me veo,
mirando la playa
encuentro al invierno"
"...Y llega a mi lado
la sombra del ciego,
que viene y abraza
y apenas la siento..."
Con ojos cansados
pensaba el abuelo,
en estos retazos
de vida y de versos.
Rafael Sánchez Ortega ©
14/08/24
Esos ojos casados, cómo otean los puertos, los pasados de una infancia. Bellísimo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Rafael
Gracias Maripau.
EliminarUn abrazo.
La vida pasa y nos va dejando un puñado de recuerdos que al menos nos regalán una sonrisa.
ResponderEliminarCuanta ternura en tu poema.
mariarosa
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Belleza siempre en tus versos. Y ese halo de nostalgia y esas notas que calan...
ResponderEliminarAbrazo. 🌞
Gracias Clarisa
EliminarUn abrazo.
La nostalgia del pasado en ese abuelo solitario que ve pasar su vida en una película. Es todo un enigma. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Luján.
EliminarUn abrazo.
Bendita memoria que le permite al abuelo renovar recuerdos y sentimientos...La vida es un misterio y un milagro, que hay que ir descubriendo cada día, Rafael.
ResponderEliminarMi abrazo manchego y cálido.