Debo dormir,
dejar que el corazón
repose un poco.
Que sus latidos
igualen a las olas
en las resacas.
Que sean suaves
las notas que desgrane
desde sus sueños.
Y que mi cuerpo
se nutra y alimente
de esos acordes.
Música tierna
que inunde los sentidos
y me estremezca.
Música dulce
que baje de los cielos
y de los ángeles.
Que el cuerpo vibre
y sienta que la paz
es la constante.
Tendré la lluvia
que dejen las estrellas
entre las nubes.
Y un corazón,
hoy viejo y con arritmia
se dormirá.
Rafael Sánchez Ortega ©
29/09/25
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