Hoy me lastiman
las sombras de tus ojos
llenos de niebla.
Quiero que salten
y vibren tus pupilas
llenas de aurora.
Que en la mañana
reciban de los cielos
tibias caricias.
Hoy desearía
decirte que te quiero
sin más demora.
Y que sintieras
mi voz en tus latidos
gritar tu nombre.
Así tendrían
la arritmia y el suspiro
que vive en mí.
Un corazón
que arrastra los destellos
de lo vivido.
Y que persigue
retales y utopías
que compartimos.
Pero el pasado
retiene estos recuerdos
y vuelve al hoy.
Hoy no me gusta
mezclar este presente
con viejos sueños.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/09/25
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