El alma tiene abierta la ventana,
quizás tan solo duerme y parpadea,
quizás es fruto de la noche oscura
quizás la brisa por su quicio entra.
Es fácil que penetre en la ventana
la luz hermosa de la luna llena,
el canto siempre alegre de los grillos
que anuncian la florida primavera.
También el aire mueva las cortinas
sumándose a este baile y a la fiesta,
haciendo que bailemos en los sueños
entre los brazos de la brisa fresca.
Pero quizás el alma tenga frío,
y puede que transite en las tinieblas,
en busca de la rosa de los vientos,
la luz que la ilumine por la senda.
Atrás quedó la vida de la infancia,
la juventud, los sueños y sorpresas,
aquel momento eterno y tan sublime,
de dos almas, amándose de veras.
Y quedaron también las mariposas,
con sus alas preciosas y revueltas,
tan llenas del alegre colorido,
con nuestra vista marchando tras de ellas.
Pero la noche pasa y todo pasa,
y el viento con la vida nada deja,
se borran los recuerdos y suspiros,
y quedan atrapados por la niebla.
Hay una sensación de soledad,
de vida retenida y soñolienta,
de lava que se ahoga en las entrañas,
de gritos atrapados sin cadenas.
El alma es ese algo misterioso,
el corazón que dicta la conciencia,
es el latir de forma apresurada
cuando sientes que llega la marea.
Porque ese mar tan bello y tan profundo,
con el azul y verde de cenefa,
es el principio y fin de nuestra vida,
es el amor que llega y que nos besa.
Es la emoción que sienten nuestras almas,
es la canción que cantan las sirenas,
es la mirada fija y tan profunda,
que damos en la noche a las estrellas.
"...El alma tiene abierta la ventana,
quizás tan sólo duerme y nada sueña,
porque dormir, dormir, ¡el alma duerme
en medio de esplendores y tormentas!..."
Rafael Sánchez Ortega ©
14/08/10
quizás tan solo duerme y parpadea,
quizás es fruto de la noche oscura
quizás la brisa por su quicio entra.
Es fácil que penetre en la ventana
la luz hermosa de la luna llena,
el canto siempre alegre de los grillos
que anuncian la florida primavera.
También el aire mueva las cortinas
sumándose a este baile y a la fiesta,
haciendo que bailemos en los sueños
entre los brazos de la brisa fresca.
Pero quizás el alma tenga frío,
y puede que transite en las tinieblas,
en busca de la rosa de los vientos,
la luz que la ilumine por la senda.
Atrás quedó la vida de la infancia,
la juventud, los sueños y sorpresas,
aquel momento eterno y tan sublime,
de dos almas, amándose de veras.
Y quedaron también las mariposas,
con sus alas preciosas y revueltas,
tan llenas del alegre colorido,
con nuestra vista marchando tras de ellas.
Pero la noche pasa y todo pasa,
y el viento con la vida nada deja,
se borran los recuerdos y suspiros,
y quedan atrapados por la niebla.
Hay una sensación de soledad,
de vida retenida y soñolienta,
de lava que se ahoga en las entrañas,
de gritos atrapados sin cadenas.
El alma es ese algo misterioso,
el corazón que dicta la conciencia,
es el latir de forma apresurada
cuando sientes que llega la marea.
Porque ese mar tan bello y tan profundo,
con el azul y verde de cenefa,
es el principio y fin de nuestra vida,
es el amor que llega y que nos besa.
Es la emoción que sienten nuestras almas,
es la canción que cantan las sirenas,
es la mirada fija y tan profunda,
que damos en la noche a las estrellas.
"...El alma tiene abierta la ventana,
quizás tan sólo duerme y nada sueña,
porque dormir, dormir, ¡el alma duerme
en medio de esplendores y tormentas!..."
Rafael Sánchez Ortega ©
14/08/10
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