Nunca es tarde si se tiene una esperanza,
si se escuchan en el cielo los saludos
de los astros,
si una luna parpadea y te ofrece su sonrisa,
si una playa y unas olas hoy te invitan a su baile,
si el salitre que te llega es perfume de las algas,
si la nieve en las montañas te da un beso y un abrazo,
si los ríos y los montes te susurran y te hablan...
Nunca es tarde para oir la sinfonía de los robles
en el bosque,
si es que llevas en el alma esa fibra tan sensible,
si te paras en la calle contemplando a los que pasan,
si disfrutas mientras ves a los pequeños con sus juegos
en el parque,
si te encoges y estremeces escuchando la plegaria
de aquel ciego suplicando que le compres los cupones
del sorteo,
si te acercas a los muelles a mirar como descansan
los veleros,
si caminas tras sus pasos escuchando tus latidos,
si suspiras cuando viene a tu recuerdo ese rostro
tan amado...
Nunca es tarde para amar cuando te aman,
si es que sientes esa sangre que discurre
acelerada por tus venas,
si la notas por tu cuerpo,
si te inflama,
si te eleva hacia los cielos,
si aceleras más tus pasos y hasta emprendes la carrera,
si renuncias a la caja de cigarros que fumabas en el día,
por tener tus labios frescos, esperando que los liben
y los besen...
Por lo tanto,
nunca es tarde, para nada, mientras haya poesía,
mientras sople con bravura el huracán del sudoeste,
mientras veas esa mano que te ofrecen
y la tomes con las tuyas,
mientras notes el calor de la mirada que se busca
en el espejo de tus ojos...
Nunca es tarde, para nada, amigo mío y tú lo sabes.
Rafael Sánchez Ortega ©
26/08/10
si se escuchan en el cielo los saludos
de los astros,
si una luna parpadea y te ofrece su sonrisa,
si una playa y unas olas hoy te invitan a su baile,
si el salitre que te llega es perfume de las algas,
si la nieve en las montañas te da un beso y un abrazo,
si los ríos y los montes te susurran y te hablan...
Nunca es tarde para oir la sinfonía de los robles
en el bosque,
si es que llevas en el alma esa fibra tan sensible,
si te paras en la calle contemplando a los que pasan,
si disfrutas mientras ves a los pequeños con sus juegos
en el parque,
si te encoges y estremeces escuchando la plegaria
de aquel ciego suplicando que le compres los cupones
del sorteo,
si te acercas a los muelles a mirar como descansan
los veleros,
si caminas tras sus pasos escuchando tus latidos,
si suspiras cuando viene a tu recuerdo ese rostro
tan amado...
Nunca es tarde para amar cuando te aman,
si es que sientes esa sangre que discurre
acelerada por tus venas,
si la notas por tu cuerpo,
si te inflama,
si te eleva hacia los cielos,
si aceleras más tus pasos y hasta emprendes la carrera,
si renuncias a la caja de cigarros que fumabas en el día,
por tener tus labios frescos, esperando que los liben
y los besen...
Por lo tanto,
nunca es tarde, para nada, mientras haya poesía,
mientras sople con bravura el huracán del sudoeste,
mientras veas esa mano que te ofrecen
y la tomes con las tuyas,
mientras notes el calor de la mirada que se busca
en el espejo de tus ojos...
Nunca es tarde, para nada, amigo mío y tú lo sabes.
Rafael Sánchez Ortega ©
26/08/10
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