A veces cantas, a veces ríes,
y vas andando sin ton ni son,
no tienes rumbo, no tienes meta,
sólo el camino y arriba el sol.
Te hablan los hombres, te habla la vida,
y las cigarras con su canción,
nada te para, nada te priva
vas adelante con gran fervor.
Pero en un árbol, algo se asoma,
algo te llama y es un gorrión,
es ese roble del viejo bosque
es esa rama con su candor.
Mas tienes prisa, tus pasos siguen,
pasito a paso, marchas veloz,
vas al destino, vas a su encuentro,
para abrazarlo sin compasión.
En el destino tienes respuestas,
tienes las huellas del caracol,
las viejas marcas, los viejos signos,
con los recuerdos de vino y ron.
Mas una llama cruza en los cielos,
es un cometa con su color,
es una trenza fina y delgada,
es una raya sin conjunción.
Tú la contemplas, la miras presto,
luego sonríes conmovedor,
algo te altera, algo te suena
dentro del pecho como un reloj.
Ahora es tu alma la que palpita
y quien suspira tu corazón,
por eso tiemblas y te aceleras,
corres y saltas como un castor.
Los viejos bosques y las encinas
atrás quedaron con devoción,
tú los recuerdas, y en ellos sueñas,
con sus otoños, y su color.
Ya tu camino va terminando
llegas a casa junto al portón,
la vieja huerta, junto a la higuera,
el viejo escudo junto al farol.
Nada te altera ni te atosiga
buscas la fuente con el pilón,
allí te lavas, también te peinas,
y hasta te aseas de tu sudor.
Ya ha terminado tu caminata,
miras al cielo, buscas su don,
porque allá lejos, en el camino,
junto a tus huellas quedó el dolor.
"...A veces cantas, a veces ríes,
y vas andando, buscas tu yo,
no tienes rumbo, no tienes meta
hasta que encuentras el tierno amor..."
Rafael Sánchez Ortega ©
16/08/10
y vas andando sin ton ni son,
no tienes rumbo, no tienes meta,
sólo el camino y arriba el sol.
Te hablan los hombres, te habla la vida,
y las cigarras con su canción,
nada te para, nada te priva
vas adelante con gran fervor.
Pero en un árbol, algo se asoma,
algo te llama y es un gorrión,
es ese roble del viejo bosque
es esa rama con su candor.
Mas tienes prisa, tus pasos siguen,
pasito a paso, marchas veloz,
vas al destino, vas a su encuentro,
para abrazarlo sin compasión.
En el destino tienes respuestas,
tienes las huellas del caracol,
las viejas marcas, los viejos signos,
con los recuerdos de vino y ron.
Mas una llama cruza en los cielos,
es un cometa con su color,
es una trenza fina y delgada,
es una raya sin conjunción.
Tú la contemplas, la miras presto,
luego sonríes conmovedor,
algo te altera, algo te suena
dentro del pecho como un reloj.
Ahora es tu alma la que palpita
y quien suspira tu corazón,
por eso tiemblas y te aceleras,
corres y saltas como un castor.
Los viejos bosques y las encinas
atrás quedaron con devoción,
tú los recuerdas, y en ellos sueñas,
con sus otoños, y su color.
Ya tu camino va terminando
llegas a casa junto al portón,
la vieja huerta, junto a la higuera,
el viejo escudo junto al farol.
Nada te altera ni te atosiga
buscas la fuente con el pilón,
allí te lavas, también te peinas,
y hasta te aseas de tu sudor.
Ya ha terminado tu caminata,
miras al cielo, buscas su don,
porque allá lejos, en el camino,
junto a tus huellas quedó el dolor.
"...A veces cantas, a veces ríes,
y vas andando, buscas tu yo,
no tienes rumbo, no tienes meta
hasta que encuentras el tierno amor..."
Rafael Sánchez Ortega ©
16/08/10
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