Hay poetas por el mundo
que se ufanan como lerdos,
pues presumen de sus letras
sin saber lo que es un verso.
Yo prefiero líneas claras,
sencillez en el cuaderno,
que los niños las disfruten
en escuelas y colegios.
Hay quien busca en los tratados
marcadores con denuedo
que les midan bien las rimas
y las casen con su acento.
Pero hay otros que sonríen
y que miran hacia el cielo,
y que sueñan que las rimas
son la suma de sus dedos.
Ante estos yo me inclino,
son poetas sin saberlo,
sin lucir las esclavinas
ni las togas de los cuervos.
Hay poetas por el mundo
tan sencillos y tan neutros,
que no buscan prosas blandas
ni romances ni sonetos.
Ellos llevan poesía
en sus almas y sus pechos,
y la sacan cada instante
a este mundo suyo y nuestro.
Para ellos las palabras
son un juego de los necios,
la conjura de las letras,
la locura de los cuerdos.
Y es verdad, eso que piensan,
yo también así lo veo,
poesía es lo que vive,
es la nube y es el viento.
Es también ese latido,
es el rayo y es el trueno,
esas olas seductoras
con el baile de los sueños.
Hay poetas por el mundo
que persiguen los misterios,
día a día y paso a paso
en los páramos sedientos.
Una vez un Don Quijote
quiso ser fiel caballero,
de los Campos de la Mancha
más topó con un barbero.
Y aquel viejo cascarrabias
con un cura forastero,
le animaron en su empresa
de hacer verle, amor sin serlo.
Así nace una figura,
Dulcinea, en su cerebro,
por quien lucha con molinos
y se estrella por los suelos.
Pero bueno, Don Quijote,
fue el producto de un gran genio,
de aquel manco de Lepanto
que gastó tantos tinteros.
Hay poetas por el mundo,
muchos malos y otros buenos,
los primeros son altivos,
los segundos son sinceros.
Son sinceros porque escriben,
porque hablan de sus miedos,
porque cuentan sus hazañas
sus fracasos y sus yerros.
Y lo dicen con sus letras,
con el llanto que sufrieron,
y lo escriben con su sangre
y lo sellan con sus besos.
Y por eso, a estos hombres,
les admiro y les venero,
porque escriben con su alma
a los ángeles risueños.
Al final son los que ganan,
los que llevan los trofeos,
los que hablan con las musas
y las ven en los espejos...
"...Hay poetas por el mundo
y hoy he visto un jovenzuelo,
con sus versos alcalinos
que trazó en Muñorrodero..."
Rafael Sánchez Ortega ©
23/11/10
que se ufanan como lerdos,
pues presumen de sus letras
sin saber lo que es un verso.
Yo prefiero líneas claras,
sencillez en el cuaderno,
que los niños las disfruten
en escuelas y colegios.
Hay quien busca en los tratados
marcadores con denuedo
que les midan bien las rimas
y las casen con su acento.
Pero hay otros que sonríen
y que miran hacia el cielo,
y que sueñan que las rimas
son la suma de sus dedos.
Ante estos yo me inclino,
son poetas sin saberlo,
sin lucir las esclavinas
ni las togas de los cuervos.
Hay poetas por el mundo
tan sencillos y tan neutros,
que no buscan prosas blandas
ni romances ni sonetos.
Ellos llevan poesía
en sus almas y sus pechos,
y la sacan cada instante
a este mundo suyo y nuestro.
Para ellos las palabras
son un juego de los necios,
la conjura de las letras,
la locura de los cuerdos.
Y es verdad, eso que piensan,
yo también así lo veo,
poesía es lo que vive,
es la nube y es el viento.
Es también ese latido,
es el rayo y es el trueno,
esas olas seductoras
con el baile de los sueños.
Hay poetas por el mundo
que persiguen los misterios,
día a día y paso a paso
en los páramos sedientos.
Una vez un Don Quijote
quiso ser fiel caballero,
de los Campos de la Mancha
más topó con un barbero.
Y aquel viejo cascarrabias
con un cura forastero,
le animaron en su empresa
de hacer verle, amor sin serlo.
Así nace una figura,
Dulcinea, en su cerebro,
por quien lucha con molinos
y se estrella por los suelos.
Pero bueno, Don Quijote,
fue el producto de un gran genio,
de aquel manco de Lepanto
que gastó tantos tinteros.
Hay poetas por el mundo,
muchos malos y otros buenos,
los primeros son altivos,
los segundos son sinceros.
Son sinceros porque escriben,
porque hablan de sus miedos,
porque cuentan sus hazañas
sus fracasos y sus yerros.
Y lo dicen con sus letras,
con el llanto que sufrieron,
y lo escriben con su sangre
y lo sellan con sus besos.
Y por eso, a estos hombres,
les admiro y les venero,
porque escriben con su alma
a los ángeles risueños.
Al final son los que ganan,
los que llevan los trofeos,
los que hablan con las musas
y las ven en los espejos...
"...Hay poetas por el mundo
y hoy he visto un jovenzuelo,
con sus versos alcalinos
que trazó en Muñorrodero..."
Rafael Sánchez Ortega ©
23/11/10
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