Tú que luchas por la vida
y que sufres en silencio,
para ti van mis palabras
con cariño en estos versos.
Son palabras que se ahogan
y que salen de mi pecho,
como lágrimas cautivas
de unos ojos muy sinceros.
Yo te vi correr delante,
ser alma y ser el centro,
de la vida de tus hijas
y tus nietas con esmero.
Escribías de tus cosas,
las narrabas en tus cuentos,
con el rayo de esperanza
que tomabas de los cielos.
Eres dulce, buena amiga,
siempre atenta y en desvelo,
por mandarnos mil caricias
y ternura con tus besos.
Hoy se ahogan las palabras,
esta noche por ti rezo,
y a la Virgen yo le pido
que te abrace con denuedo.
Una dalia en esta noche
con un lirio siempre fresco,
yo le mando a las estrellas
con la rosa de los vientos.
Es un soplo de los labios,
un suspiro muy sincero
de la flor inmaculada
cuyos pétalos te cedo.
Duerme pronto buena amiga
y descansa ya en tu lecho,
pues ya pasan los cometas
de la vida, con tus sueños.
Aquí quedan los amigos,
tu recuerdo está con ellos
y tu risa y la alegría
será siempre su consuelo.
Hasta pronto buena amiga,
marcha al parque de los juegos,
donde ángeles sin nombre
se recrean con tus versos.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/11/10
y que sufres en silencio,
para ti van mis palabras
con cariño en estos versos.
Son palabras que se ahogan
y que salen de mi pecho,
como lágrimas cautivas
de unos ojos muy sinceros.
Yo te vi correr delante,
ser alma y ser el centro,
de la vida de tus hijas
y tus nietas con esmero.
Escribías de tus cosas,
las narrabas en tus cuentos,
con el rayo de esperanza
que tomabas de los cielos.
Eres dulce, buena amiga,
siempre atenta y en desvelo,
por mandarnos mil caricias
y ternura con tus besos.
Hoy se ahogan las palabras,
esta noche por ti rezo,
y a la Virgen yo le pido
que te abrace con denuedo.
Una dalia en esta noche
con un lirio siempre fresco,
yo le mando a las estrellas
con la rosa de los vientos.
Es un soplo de los labios,
un suspiro muy sincero
de la flor inmaculada
cuyos pétalos te cedo.
Duerme pronto buena amiga
y descansa ya en tu lecho,
pues ya pasan los cometas
de la vida, con tus sueños.
Aquí quedan los amigos,
tu recuerdo está con ellos
y tu risa y la alegría
será siempre su consuelo.
Hasta pronto buena amiga,
marcha al parque de los juegos,
donde ángeles sin nombre
se recrean con tus versos.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/11/10
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