Vengo a verte, pasado de mis sueños,
y conmigo, mil lágrimas amargas,
yo sé bien que te escondes en las sombras,
y en el fondo profundo de mi alma.
Sin embargo no temas al presente,
el pasado es tan sólo una metáfora,
una perla tomada del rocío,
un instante perdido entre la nada.
Hoy los miedos te acechan y te agobian,
hay en ti cierta nota de nostalgia,
más no temas, pues todo está pasado,
y las olas se duermen en la playa.
Ya no añoro tus ojos tan preciosos,
ni aquel brillo dorado en tus pestañas,
ni la línea tan linda de tus labios
ni el sabor de los besos que me dabas.
Es ahora que vengo sin motivo,
y que acudo a tu lado sin coraza,
cuando siento el latido de la vida,
y el reloj de mi pecho con su marcha.
No te añoro, ni busco tu presencia,
sólo verte y saber por qué te amaba;
esa eterna pregunta sin sentido,
que nubló a mi alma hasta cambiarla.
"Es la vida", me digo en un segundo,
son los ciclos que llegan y se pasan;
es la sangre caliente de las venas
el volcán de pasiones con su lava.
Pero ahora que vuelvo en el silencio,
cuando miro tu frente ya cansada,
yo te veo, retrato de mi vida,
como un algo ocurrido en la distancia.
Es el eco, quizás inesperado,
de la estrella fugaz, que el cielo rasga,
el espejo que muestra tu presencia,
al que acudo este día en su mañana.
Más no busco la vuelta del pasado,
sólo paz en el puerto, de mi barca,
sólo quiero el abrazo de la vida
y extraer su cariño y esperanza.
"...Vengo a verte, pasado irreverente,
y conmigo, las lágrimas saciadas,
ya no lloro ni ansío tu presencia,
sólo quiero los sueños y la calma..."
Rafael Sánchez Ortega ©
16/11/10
y conmigo, mil lágrimas amargas,
yo sé bien que te escondes en las sombras,
y en el fondo profundo de mi alma.
Sin embargo no temas al presente,
el pasado es tan sólo una metáfora,
una perla tomada del rocío,
un instante perdido entre la nada.
Hoy los miedos te acechan y te agobian,
hay en ti cierta nota de nostalgia,
más no temas, pues todo está pasado,
y las olas se duermen en la playa.
Ya no añoro tus ojos tan preciosos,
ni aquel brillo dorado en tus pestañas,
ni la línea tan linda de tus labios
ni el sabor de los besos que me dabas.
Es ahora que vengo sin motivo,
y que acudo a tu lado sin coraza,
cuando siento el latido de la vida,
y el reloj de mi pecho con su marcha.
No te añoro, ni busco tu presencia,
sólo verte y saber por qué te amaba;
esa eterna pregunta sin sentido,
que nubló a mi alma hasta cambiarla.
"Es la vida", me digo en un segundo,
son los ciclos que llegan y se pasan;
es la sangre caliente de las venas
el volcán de pasiones con su lava.
Pero ahora que vuelvo en el silencio,
cuando miro tu frente ya cansada,
yo te veo, retrato de mi vida,
como un algo ocurrido en la distancia.
Es el eco, quizás inesperado,
de la estrella fugaz, que el cielo rasga,
el espejo que muestra tu presencia,
al que acudo este día en su mañana.
Más no busco la vuelta del pasado,
sólo paz en el puerto, de mi barca,
sólo quiero el abrazo de la vida
y extraer su cariño y esperanza.
"...Vengo a verte, pasado irreverente,
y conmigo, las lágrimas saciadas,
ya no lloro ni ansío tu presencia,
sólo quiero los sueños y la calma..."
Rafael Sánchez Ortega ©
16/11/10
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