Te digo adiós,
poema de mi vida,
te dejó aquí
con versos y sonrisas.
Debo volar
partir hacia la orilla
del ancho mar
que espera con su brisa.
No volverán
mis llantos y mis risas
para mirar
el campo y margaritas.
Te dejaré
la estela y la energía
para que puedas
seguirme si precisas.
Y sentirás
del viento sus caricias,
que te darán
los besos que querías.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/05/24
Bello,muy bello, has hecho que me traslade en tu viaje, disfrutando de tus letras . Me ha encantado.
ResponderEliminarGracias por tu visita y comentario Fibo,
EliminarUn saludo.
El poema es alma y está dentro tuyo, aunque lo dejes vuelve... Un abrazo Rafael.
ResponderEliminarGracias Luján.
EliminarUn abrazo.
Hay una manera de vida que es la poesía y hay personas que están hechas de ella, tú eres la propia reencarnación de ella. Un abrazo Rafael.
ResponderEliminarGracias Campirela, eres muy generosa.
EliminarUn abrazo.
Uno nunca debe secir adios sino un hasta luego, como siempre amigo hermoso, un abrazo desde mi brillo del mar
ResponderEliminarGracias por tus palabras y comentarios Bea.
EliminarUn abrazo.
Bello y triste poema Rafael. Un abrazo.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Qué tristeza. Yo llevo fatal las despedidas, creo como Bea que es mejor un hasta luego. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Inma.
EliminarUn abrazo.
Los poemas seguirán manando hasta tu último aliento.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, y feliz martes, Rafael.