Viejo faro que dormitas
y descansas en la costa,
para dar al navegante
tu presencia a todas horas.
Ese aviso y la esperanza,
de que hay puerto con derrota,
al abrigo de galernas
y de vientos con las olas.
Eres faro y eres guía
con silueta muy redonda,
y ese blanco en tus paredes,
que destaca entre las sombras.
¡Cuántas veces los marinos
han buscado por su proa,
a la luz y las señales
que les lleve hasta su boca!
La bocana de la barra,
la que pasan las gaviotas
cuando vienen con el día
en la busca de unas sobras.
Pero el faro se envejece
y sus luces también lloran,
parpadean los cristales
con sus pétalos de rosa.
Viejo faro que dormitas
de una siesta ante la costa,
dale luz a los marinos
en las noches borrascosas.
Rafael Sánchez Ortega ©
16/05/24
Un bello poema a esos faros que tanto han ayudado a los barcos y a quién sabe cuantas personas en busca de un refugio donde acomodarse.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafael, buen sábado.
Gracias Campirela.
EliminarUn abrazo y feliz sábado.
Me encantan los faros. Y tu poema :)
ResponderEliminarAbrazo, Rafael.
Gracias por tus palabras y comentarios de hoy, Verónica.
EliminarUn abrazo.
Son pintorescos los faros, hace años he visitado uno que esta en Villa Gesell y se llama Faro Querandi, es antiguo y hermoso, rodeado de arboles y con un buen paisaje.
ResponderEliminarSon motivo de muchas historias.
Buen finde.
Sí, María Rosa, son muy bonitos y seguro que el que citas lo es también.
EliminarUn abrazo y feliz finde.
Los faros son hermosos, cuando voy al mar me deleitó.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias María del Rosario.
EliminarAbrazo.
Bella poesía donde el faro es protagonista de luz, de su aviso a navegantes y a la vez de centinela en noches borrascosas. Abrazos Rafael!!
ResponderEliminarGracias por tus palabras Merce.
EliminarUn abrazo.
Qué belleza de poema, qué sería el mar para los marineros sin un faro, ¿verdad?
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Rafael.