La vieja barca
estaba fondeada
junto a la playa.
Cerca, en la arena,
había unas gaviotas
que paseaban.
En la distancia,
rayando el horizonte
surgían nubes.
...Hoy lo recuerdo
y brotan, cual postales,
de aquel instante.
Yo era un niño,
soñando en aquel mundo,
de mar y libros.
Y en aquel mundo,
con padres pescadores,
era diichoso.
Leía libros,
relatos y novelas
que transformaba.
Nacían héroes
buscando a las princesas
del colofón.
Aquella infancia,
tan llena de utopías,
yo la viví.
Quizás añore
la tierna primavera
que atrás dejé.
Rafael Sánchez Ortega ©
21/09/25
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