Sigue la lluvia
cayendo sin descanso
igual que ayer.
Llegó el otoño
llorando dulcemente
sus nubes grises.
Tal vez guardaban
el llanto contenido
desde el verano.
Hoy se despiertan,
sacuden sus cabellos,
riegan la tierra.
Y aquí, septiembre,
despierta claraboyas
y ventanales.
También los bosques
con vientos del oeste,
abren los ojos.
Y empieza el baile
de troncos y de ramas
sin un compás.
"Es el otoño"
susurra mansamente,
y sonreímos.
Y sigue el día
con nubes en el cielo
mandando besos.
Rafael Sánchez Ortega ©
23/09/25
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