Hoy es cuatro de septiembre
y la fecha ya descansa,
cuatro días, cuatro signos
que han marchado hacia la nada.
Esto es cierto, si lo pienso,
y si miro a mis espaldas,
más el tiempo corre y vuela
en presentes y "mañanas".
Hoy contemplo los segundos,
saboreo como pasan,
como marcan los relojes
el tic-tac lento y sin pausa.
Cuando pienso en el futuro
veo manos entregadas,
siento sombras que me abruman
y una niebla que me llama.
Es por culpa del nordeste,
que asegura la bonanza,
aunque aumente las pasiones,
los suspiros y las brasas.
Es septiembre y soy consciente,
es el mes de la esperanza,
es el tiempo en que el verano
lentamente se nos marcha.
Ya amanece con retraso
y la noche se aletarga,
a pesar de que el sol sale
como siempre, justo al alba.
Las mañanas son más cortas,
y las tardes más cercanas,
y la noche, poco a poco,
con su embrujo nos encanta.
Hay un grito en el silencio,
que se apaga en la distancia,
hay un eco que palpita
recordando mil palabras.
Hoy es cuatro de septiembre
y el verano ya se acaba,
van marchando los turistas
poco a poco hacia sus casas.
Y aquí quedo solitario,
pensativo y con la carta,
en mis manos una pluma
y unos versos en el alma.
Unos versos en septiembre
que te lleven y te traigan,
que te digan lo que siento
y también, te den mi calma.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/09/10
y la fecha ya descansa,
cuatro días, cuatro signos
que han marchado hacia la nada.
Esto es cierto, si lo pienso,
y si miro a mis espaldas,
más el tiempo corre y vuela
en presentes y "mañanas".
Hoy contemplo los segundos,
saboreo como pasan,
como marcan los relojes
el tic-tac lento y sin pausa.
Cuando pienso en el futuro
veo manos entregadas,
siento sombras que me abruman
y una niebla que me llama.
Es por culpa del nordeste,
que asegura la bonanza,
aunque aumente las pasiones,
los suspiros y las brasas.
Es septiembre y soy consciente,
es el mes de la esperanza,
es el tiempo en que el verano
lentamente se nos marcha.
Ya amanece con retraso
y la noche se aletarga,
a pesar de que el sol sale
como siempre, justo al alba.
Las mañanas son más cortas,
y las tardes más cercanas,
y la noche, poco a poco,
con su embrujo nos encanta.
Hay un grito en el silencio,
que se apaga en la distancia,
hay un eco que palpita
recordando mil palabras.
Hoy es cuatro de septiembre
y el verano ya se acaba,
van marchando los turistas
poco a poco hacia sus casas.
Y aquí quedo solitario,
pensativo y con la carta,
en mis manos una pluma
y unos versos en el alma.
Unos versos en septiembre
que te lleven y te traigan,
que te digan lo que siento
y también, te den mi calma.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/09/10
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