jueves, 23 de septiembre de 2010

SE QUEDARON LAS ALMAS MUY CALLADAS

Se quedaron las almas muy calladas
y los hombres temblaron como niños,
las palabras y frases tan amadas
se cubrieron de sombras y de guiños.

Un silencio de formas acusadas
distanció los abrazos y cariños,
comprendiendo las almas destrozadas
esa ausencia de besos y de aliños.

Por mis venas corrió un escalofrío,
tuve miedo y temblé como un cobarde
y lloré muchas lágrimas sin nombre.

Al final desperté del desvarío,
contemplando al otoño en esta tarde
que llegaba despacio, como un hombre.

Rafael Sánchez Ortega ©
22/09/10

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