Las nubes que cubren los cielos
no saben de amor y alegría,
son simples cortinas de niebla
que ignoran que existe la vida.
Los hombres las miran con miedo
buscando la luz que ilumina,
los rayos que guíen sus pasos
de forma normal y sencilla.
Hay veces que surge, de pronto,
el sol que las rasga y disipa,
y ofrece ese azul tan intenso,
cual manto que tapa y que abriga.
Quisiera ser nube que vuela,
que marcha por tierras distintas,
quisiera ser niebla que abraza,
que llega, que besa y suspira.
Quisiera ser sol en lo alto
que alegre tus tiernas pupilas,
quisiera ser manto celeste
llegando hasta ti, con la brisa.
Más soy el que soy, no lo oculto,
pintor y escultor de cuartillas,
el hombre que teje sus versos
tratando de hacer poesías.
La vida es la nube que pasa,
el cielo es el faro que guía,
los hombres son niños que aman,
que lloran y juegan sin prisa.
Para ellos el tiempo no existe,
existen mil cosas distintas,
el beso y calor de la madre,
la mano que cure su herida.
Seamos cual niños, entonces,
gocemos también día a día,
soñemos con lindas jornadas
de calma, de paz y de dicha.
Rafael Sánchez Ortega ©
Percha 10/09/10
no saben de amor y alegría,
son simples cortinas de niebla
que ignoran que existe la vida.
Los hombres las miran con miedo
buscando la luz que ilumina,
los rayos que guíen sus pasos
de forma normal y sencilla.
Hay veces que surge, de pronto,
el sol que las rasga y disipa,
y ofrece ese azul tan intenso,
cual manto que tapa y que abriga.
Quisiera ser nube que vuela,
que marcha por tierras distintas,
quisiera ser niebla que abraza,
que llega, que besa y suspira.
Quisiera ser sol en lo alto
que alegre tus tiernas pupilas,
quisiera ser manto celeste
llegando hasta ti, con la brisa.
Más soy el que soy, no lo oculto,
pintor y escultor de cuartillas,
el hombre que teje sus versos
tratando de hacer poesías.
La vida es la nube que pasa,
el cielo es el faro que guía,
los hombres son niños que aman,
que lloran y juegan sin prisa.
Para ellos el tiempo no existe,
existen mil cosas distintas,
el beso y calor de la madre,
la mano que cure su herida.
Seamos cual niños, entonces,
gocemos también día a día,
soñemos con lindas jornadas
de calma, de paz y de dicha.
Rafael Sánchez Ortega ©
Percha 10/09/10
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