Hoy he visto a las estrellas,
silenciosas, que miraban,
vigilaban desde el cielo
a la tierra y a las almas.
A la tierra que dormía
en la noche que acababa,
a las almas soñadoras
que dormían en sus camas.
Pero he visto a las estrellas
relucientes y galanas,
con la gasa y el vestido
destacándose en el alba.
Dos puntitos luminosos
con su capa pura y blanca,
dos luceros simplemente
que en el cielo destacaban.
Bajo un manto azul celeste
se veían las montañas,
recortadas sobre un fondo
y hábilmente perfiladas.
¿Qué misterios bajo el cielo,
las estrellas vigilaban?,
¡Qué secretos y locuras
de canciones y de nanas!
Hoy he visto a las estrellas
y sentí que no soy nada,
un humilde peregrino
de la pluma y la palabra.
Peregrino que recorre
todo el mundo, casa a casa,
escribiendo y anotando
todo aquello que destaca.
Orador y cuenta historias
de personas y batallas,
de sucesos ocurridos
y de glosas inventadas.
...Hoy he visto a las estrellas
que en el cielo suspiraban;
dos estrellas, dos luceros
que me hablaban sin palabras.
Rafael Sánchez Ortega ©
Percha 11/09/10
silenciosas, que miraban,
vigilaban desde el cielo
a la tierra y a las almas.
A la tierra que dormía
en la noche que acababa,
a las almas soñadoras
que dormían en sus camas.
Pero he visto a las estrellas
relucientes y galanas,
con la gasa y el vestido
destacándose en el alba.
Dos puntitos luminosos
con su capa pura y blanca,
dos luceros simplemente
que en el cielo destacaban.
Bajo un manto azul celeste
se veían las montañas,
recortadas sobre un fondo
y hábilmente perfiladas.
¿Qué misterios bajo el cielo,
las estrellas vigilaban?,
¡Qué secretos y locuras
de canciones y de nanas!
Hoy he visto a las estrellas
y sentí que no soy nada,
un humilde peregrino
de la pluma y la palabra.
Peregrino que recorre
todo el mundo, casa a casa,
escribiendo y anotando
todo aquello que destaca.
Orador y cuenta historias
de personas y batallas,
de sucesos ocurridos
y de glosas inventadas.
...Hoy he visto a las estrellas
que en el cielo suspiraban;
dos estrellas, dos luceros
que me hablaban sin palabras.
Rafael Sánchez Ortega ©
Percha 11/09/10
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