He perdido mis gafas un día
por fisgar y espiar tu ventana,
aunque luego, con suma paciencia,
pude, al fin, con mi mano atraparlas.
¡Ay mis gafas, gafitas, gafotas,
que quisisteis volar hacia el alba,
sin saber que el otoño amanece
y la luna se va en retirada!
Unas lentes vacías y austeras,
dos cristales que mudos me hablan,
chirimías que van a los ojos
recitales de luz encantada.
Porque un mundo se acerca a nosotros,
misterioso y cubierto de magia,
para así corregir la ceguera
que, en los hombres, ocultan sus almas.
Estos son los mensajes sublimes
que las gafas al niño le mandan,
y también las caricias eternas
que al anciano le mesan sus canas.
Unos ojos, cansados y tristes,
tras las gafas, ocultos repasan,
los papeles vibrantes de vida,
y las letras que de ellos se escapan.
Pero son esas gafas, sin duda,
las que aumenta la vida y la sacan
de esa niebla sutil y envolvente
que a los hombres les ciega con ganas.
Es por eso que aplaudo y me alegro
y hasta rozo, sutil, a mi napia,
cuando siento a las gafas encima
y a mis ojos, tras ellas, en calma.
"...He perdido mis gafas austeras
que encontraron los gnomos y hadas,
me las dieron cubiertas de rosas
para ir, junto a ti, a disfrutarlas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
27/04/16
por fisgar y espiar tu ventana,
aunque luego, con suma paciencia,
pude, al fin, con mi mano atraparlas.
¡Ay mis gafas, gafitas, gafotas,
que quisisteis volar hacia el alba,
sin saber que el otoño amanece
y la luna se va en retirada!
Unas lentes vacías y austeras,
dos cristales que mudos me hablan,
chirimías que van a los ojos
recitales de luz encantada.
Porque un mundo se acerca a nosotros,
misterioso y cubierto de magia,
para así corregir la ceguera
que, en los hombres, ocultan sus almas.
Estos son los mensajes sublimes
que las gafas al niño le mandan,
y también las caricias eternas
que al anciano le mesan sus canas.
Unos ojos, cansados y tristes,
tras las gafas, ocultos repasan,
los papeles vibrantes de vida,
y las letras que de ellos se escapan.
Pero son esas gafas, sin duda,
las que aumenta la vida y la sacan
de esa niebla sutil y envolvente
que a los hombres les ciega con ganas.
Es por eso que aplaudo y me alegro
y hasta rozo, sutil, a mi napia,
cuando siento a las gafas encima
y a mis ojos, tras ellas, en calma.
"...He perdido mis gafas austeras
que encontraron los gnomos y hadas,
me las dieron cubiertas de rosas
para ir, junto a ti, a disfrutarlas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
27/04/16
He encontrado las mías para poder leer este curioso poema, con un encanto especial si hay hadas y gnomos que ayuden, no siempre esos espíritus de la Naturaleza los ven las personas normales o, más bien se da que puedan creer en ellos... La verdad es que el tema me ha llamado la atención. Espero que no sea cierto, son tan necesarias a la vista cansada, la magia se cuela en los cristales cuando miramos a través de ellos, lo mucho que imaginamos, soñamos y plasmamos en el soporte con palabras igualmente mágicas.
ResponderEliminarUn saludo amigo Poeta.
En realidad el tema de este poema, Elisa, es el que este mes toca en el Taller de Escritura que participo y dirijo, así que me vinieron a la cabeza estos versos locos y ahí quedaron.
EliminarUn abrazo en la noche.
Me maravilla que alguien como como vos que tiene tanta belleza en lo que escribe no pueda comentar o opinar
ResponderEliminarsaludos compañero
Es que la pregunta es muy difícil, Recomenzar y decir alguna tontería para cumplir no me va. De todas formas opino que todos, en algún momento de nuestra vida, nos enfrentamos a ella y nos hacemos esa misma pregunta. ¿Cuál es la respuesta entonces...? Difícil, ¿verdad?. Depende del momento, del estado de ánimo, de las ambiciones, de la sensibilidad y de un largo etcétera.
EliminarPor eso prefiero dejarte un abrazo y esas letras que quizás no fueron de tu gusto.
que bonito hablar así de las gafas con la dulzura dandole vida y magia a este objeto tan preciado, donde a veces se puede percibir la tristeza del hombre, el final me encantó si las gafas te darán el color que necesitas para ir junto a ella , un abrazo desde mi brillo del mar
ResponderEliminarGracias por esa visión, tan particular, a mis versos, Bea.
EliminarUn abrazo.
Gracias a mis gafas (Anteojos en mi país) puedo leer tus bonitos versos.
ResponderEliminarmariarosa
Me alegro de que así sea y puedas acercarte a mis letras, María Rosa.
EliminarGracias y un abrazo en la tarde.
Bendita la hora que las encontraste!!! Me encanta andar por los caminos de ese mundo tuyo de magia. Preciosos versos Rafael, besotes y mi cariño
ResponderEliminarPoco a poco voy asumiendo la perdida de mi madre y voy regresando con vosotros, gracias.
Gracias por estas palabras y tu visita, en estos momentos tan duros para ti, Deray.
EliminarUn abrazo y mi cariño también.
MUY ACERTADA LA IDEA DE LAS GAFAS...YO PARA LEER TAMBIÉN ME LAS PONGO...
ResponderEliminarBONITOS VERSOS...
UN ABRAZO
MARINA
Los ojos necesitan ese apoyo, en muchas ocasiones, Marina, así que tranquila.
EliminarUn abrazo y gracias por tus palabras.
Querido amigo...creo que mi comentario no entró,no pinche bien ...
ResponderEliminarbueno como siempre eres un gran poeta con lentes o sin ellos...yo para leer también me pongo.
abrazos
Sí, Marina, en este caso si que había entrado, pero como tengo en moderación los comentarios no había abierto el pc hasta ahora.
EliminarOtro abrazo en la tarde que acaba.
No hay nada como unas gafas nuevas que aportan otra visión de la vida.
ResponderEliminarUn desenfadado y tierno poema, Rafael.
Mil besitos.
Ya ves lo que da un ejercicio del Taller de Escritura, como tú dices, quizás para aportar otra "visión de la vida".
EliminarUn abrazo en la tarde Auroratris.
yo he perdido las mías, espero tener la misma suerte.
ResponderEliminarUn abrazo
Seguro que sí, Guillermo.
EliminarUn abrazo.
Haces poesía de cualquier cosa que se te ponga por delante, eso es estupendo, Rafa.
ResponderEliminarEs muy fácil, Tecla, de veras.
EliminarUn abrazo en la noche.
Menos mal aparecieron, y con premio incluido.
ResponderEliminarAbrazos.
Sí, Rafael, así es.
EliminarAbrazos.
Deberíamos perder más a menudo las gafas, Rafael.
ResponderEliminar:)
Abrazos
Quizás si, Verónica.
EliminarAbrazos también para ti.
merece la pena perder nuestras queridas gafas, si unos seres tan entrañables como los gnomos y las hadas nos las devuelven.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues sí, Efe, a lo mejor sin ellas, la fantasía cobra realidad entre nosotros.
EliminarUn abrazo.
Con un ingrediente de simpatía. Felicidades
ResponderEliminarPara presentar al Taller de Escritura, Pepe, así que ya ves las "tonterías" que salen.
EliminarUn abrazo y gracias.