Día 31 - (Mañana)
Hoy me he escapado del encierro.
En realidad fue quería hacerlo,
quería caminar y estirar las piernas
sin darme cuenta.
Estaba calzado con las playeras
y sentía ganas de andar.
Las piernas, impacientes, precisaban estirarse
pero en "serio".
Entonces abrí la puerta.
Bajé las escaleras del jardín.
Me encontré en el camino
que conduce a la aldea
y empecé a caminar.
Me sentía como un niño pequeño
que da sus primeros pasos.
Mis manos abrazaron a mi cuerpo,
como si quisieran transmitirle el calor de la vida.
Cerré los ojos y comencé a dar unos pasos vacilantes.
Uno,
dos,
tres...
En un instante llegué a la orilla de la carretera.
No había circulación.
Nadie venía por ella.
Todo era silencio y soledad.
Solamente estaba yo,
como un espectador que rompía
aquel marco de cristal.
Me detuve y llené los pulmones con el aire
que me llegaba.
Era algo fresco,
algo que me llenaba el alma,
algo que calmaba mi sed
y deseos de libertad.
Con pena volví sobre mis pasos.
Los perros vecinos ladraban sin parar.
Siempre lo hicieron y más ahora,
que no pasa casi nadie.
Pensé en la vida y sonreí.
Seguro que un día, cuando sea,
la sonrisa volverá a nuestros labios
y hablaremos de este encierro,
de estas largas cadenas que nos aprietan y ahogan,
de este tiempo con el reloj del alma parado,
con esta sensación de amor congelado
en el corazón,
y con la voz y el grito
estrangulado en la garganta.
Rafael Sánchez Ortega ©
20/04/14
Nos acometió un sentimiento de frustración y a la vez de esperanza, algún día, amigo RAfael. Fueron momentos muy duros, demasiado. Lo conseguiremos, volver y regresar.
ResponderEliminarMil besitos y feliz semana.
Así es Auroratris.
EliminarUn abrazo y feliz semana también para ti.
Cómo te comprendo...
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Amapola.
EliminarUn abrazo.
Sigue llenando los pulmones de ese aire fresco que te llega a los pulmones.
ResponderEliminarBesos
Gracias A.
EliminarBesos.
No hay peor castigo que el obligatorio y esto es como si fuera eso ...pero no hay castigo de cien años dure, lo malo de todo esto que en esta ocasión no creo que seamos responsables de esto o si?
ResponderEliminarUn abrazo en la tarde.
Me parece que no hemos aprendido la lección, Campirela.
EliminarUn abrazo.
Así es Rafael, ya vendrán tiempos mejores. Un abrazo.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Gracias por tan bello relato , me llevaste a mi primer dia por el mar luego del encierro, hermoso, volver asentir esa sensación de soledad, un fuerte abrazo desde mi brillo del mar
ResponderEliminarGracias Bea,
EliminarUn abrazo desde el cantábrico.
Duró mucho, pero al ritmo que vamos ,volveremos a estar confinados o casi casi. Qué de sequedad queda en al garganta cuando no se habla tan poquito :-)
ResponderEliminarUn abrazo, y feliz día
Es una amenaza que pende sobre nosotros, Albada Dos y parece que no somos capaces de aprender.
EliminarUn abrazo y feliz semana.
Yo me asomaba a la ventana con el mes de abril lluvioso y la calle desierta. Salí al cajero profanando mi encierro y al volver a casa, volví en silencio.
ResponderEliminarDetalles que no se olvidan.
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