Tiemblan los rayos
del sol que va naciendo
sobre la mar.
Tiembla tu cuerpo
sintiendo ese suspiro
que va a tu piel.
Tiemblan tus labios
diciendo en un susurro
el "buenos días".
...El sol despierta
y aviva los latidos
de las ciudades.
En las aldeas
los gallos cacarean
al nuevo día.
Así saluda
la vida, al sol que vuelve,
con sus caricias.
Vibra la sangre,
se alteran los sentidos
con su candor.
Con todo esto
los versos se amontonan;
nace un poema.
Y es para ti,
mi linda mariposa,
que tanto quiero.
Rafael Sánchez Ortega ©
07/11/24
Lo diré siempre: todo lo que ve el poeta se vuelve poema.
ResponderEliminarAbrazo, Rafael.
Ese temblor del poeta delata su inocencia y grandeza interior, Rafael...Que sigas sintiendo la mariposa que te inspira.
ResponderEliminarMi abrazo y mi cariño.