De nuevo el sol
me ofrece, con sus rayos,
un dulce beso.
Es la mañana
que anuncia el nuevo día
del fiel otoño.
Tus ojos miran
y buscan en la playa
algunas huellas.
Quizás los pasos
de algunos caminantes,
madrugadores.
Quizás las algas
llegando hasta la orilla
con las resacas.
O las gaviotas,
que esperan, vigilantes,
alguna presa.
Pero es el sol,
bendito, en este otoño,
el que aquí llega.
Viene hasta ti
con yodo y con salitre
y con sus versos.
Son esas rimas,
sin nombre y como ochotes
de las resacas.
Es poesía,
del mar, junto a las olas,
y tus recuerdos.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/11/24
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