miércoles, 27 de noviembre de 2024

6.031 - VEO RÍOS...



Veo ríos cantarines

entre robles y las hayas,

que van cruzando los montes

sin controlar a las aguas.


Aguas de lluvia y del cielo

que doblaron a las ramas

y saciaron a una tierra, 

muy sedienta y precisada.


Es la lluvia del otoño

tan salvaje y necesaria,

que desluce los colores

de los bosques con su magia.


Está el cielo encapotado

con un manto de nostalgia

y las nubes se han dormido

y prosiguen su descarga.


Es el agua que recogen

de unos ojos y sus lágrimas,

que despiertan en los cielos

y que lloran por mil causas.


Llora el cielo y se conmueve

el poeta con las hadas,

que trasmite en unos versos

lo que nace de su alma.


Él ve el río como un niño,

juguetón, en la distancia,

y hasta sueña con su espuma

y blancura que derrama.


Una música, sin nombre,

saca el agua de su entraña

y la ofrece a este poeta

tan sediento de su infancia.


Rafael Sánchez Ortega ©

25/11/24


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