Se mojan los cristales
en esta madrugada,
por culpa de la lluvia
y el viento con el agua.
Las lágrimas del cielo
empañan las ventanas,
formando en los cristales
pequeñas musarañas.
Un hombre se despierta
y mira lo que pasa,
la calle está vacía,
también lo está la plaza.
Silencio, salvo el viento,
que sopla con sus rachas
y deja mil lamentos
de árboles y ramas.
Los robles se lamentan,
igual lo hacen las hayas,
y al coro, los cipreses
se unen sin tardanza.
Yo veo todo aquello
que nace y que ahora pasa,
llegando en un otoño
con nieve en las montañas.
De pronto me estremezco
y siento que me falta,
tu mano entre mis manos
y el roce de tu cara.
El beso silencioso,
aquel que siempre dabas,
llegando hasta mi lado
en tantas madrugadas.
Te fuiste, mariposa,
volando hacia la nada,
dejándome el silencio
prendido en mi garganta.
No tengo a quien decirle
lo mucho que te amaba,
(y te amo, todavía),
soñando en la distancia.
Suspiro en un instante,
y así resto una lágrima,
un beso mando al cielo
con una telaraña.
Rafael Sánchez Ortega ©
09/12/24
Saudade y poesía
ResponderEliminarBuena jornada 👍😊
Gracias Ely
EliminarFeliz martes.
Me encanta leer que sientes así, es como si fuese un sueño. Un abrazo
ResponderEliminarGracias por tus palabras Inma.
EliminarUn abrazo.