Hoy veo rayos dorados
y es el sol que me calienta,
que amanece con el día
y que llegan a la tierra.
Tierra sedienta y mojada
por la lluvia que la anega
y que ha bajado del cielo
bautizando sus praderas.
Hoy canta el mirlo en la fuente
y el gorrión en la floresta,
y en los parques y jardines
hay ardillas y mofetas.
Cobra la vida sentido
y el otoño se despierta,
aunque son estas jornadas
de despedidas y nieblas.
Y esto es así porque, en breve,
el invierno ya se acerca
para coger el testigo
del otoño y su maleta.
Vendrá la nieve del cielo
para cubrir con su estera
a las montañas altivas
y a las llanuras y estepas.
Y el corazón de los hombres
tendrá la sangre que espera,
y el renacer de las rimas
vendrá, sin duda, a sus venas.
Tiempo de invierno y de cambios
y de otoño con promesas,
para otros ciclos y tiempos
que volverán a tu puerta.
Mientras gocemos del día
y estos rayos que se muestran,
de un sol cautivo y presente
y hasta ansiado por su ausencia.
Y es que en diciembre se nota,
el calorcillo que dejan,
cada mañana en su día,
estas caricias traviesas.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/12/24
Llegó el invierno, para bien y para mal.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Rafael.
Gracias Maripau.
EliminarUn abrazo y feliz comienzo de semana.
Buenos días Rafael.
ResponderEliminarRayos dorados brotan de estos versos.
Cojamos el invierno con la calidez del corazón.
Un fuerte abrazo
Hagamos como dices, Carmen.
EliminarUn abrazo.
Tal vez esos rayos dorados sean el recibimiento de un invierno que no quiere, ser muy duro y sí agradable. Podría ser. Un besote, soñar, no cuesta nada ... De momento jaja.
ResponderEliminarOjalá sea el invierno como dices, Campirela.
EliminarUn abrazo.
después de la lluvia el sol nos alegra y el ambiente se ilumina.
ResponderEliminarBello domingo de sol
mariarosa
Cierto,, María Rosa, gracias.
EliminarUn abrazo.