Afuera la lluvia
en casa el silencio,
las sombras se marchan,
despacio y con miedo.
El día comienza,
con timbres muy negros
de nubes plomizas
que están en los cielos.
El hombre protesta
de lluvias y vientos,
y arruga su cara
y pone mal gesto.
Pero esa protesta
la deja muy dentro,
mezclada en su sangre
y dentro del pecho.
Despacio, la vida,
recobra su celo,
y vuelve el poema
con rimas y versos.
La vida y la lluvia
nos mandan sus besos,
con lágrimas finas,
retales de sueños.
Un niño suspira,
sonríe despierto,
y eleva sus ojos
quizás, hasta el techo.
Y suenan campanas
que vienen de lejos,
contando las horas
para ir al colegio.
La rima y la lluvia
separan los velos
y hay versos cautivos
con otros muy ciegos.
¡Y llueve, sin duda,
y es algo cierto,
por eso la vida
prosigue y te quiero...!
Rafael Sánchez Ortega ©
09/12/24
La rima y la lluvia se emparejan siempre.
ResponderEliminarAbrazo, Rafael.
Gracias por tus palabras y comentarios, Verónica.
EliminarAbrazo.
La lluvia trayendo rimas y recuerdos, como rosario de instantes.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Rafael.
Gracias Maripau.
EliminarAbrazo.
La llivia rima muy bien, así como estos versos.
ResponderEliminarFeliz tardenoche Rafael.
Un abrazo
Lluvia quise decir.
EliminarGracias Carmen, se entendía bien.
EliminarAbrazo.
Esa lluvia empapa las calles y también los campos y aunque sea incomoda es necesaria.
ResponderEliminarAhora la lluvia de tus rimas es otra cosa, es poesía pura.
Un abrazote.
Gracias Campirela.
EliminarUn abrazo.