Unos versos de cristal,
ven la luz de la mañana,
y es que llegan con el sol
cual caricia de las almas.
Ya las sombras se despiertan
y las aves, en las ramas,
dan entrada a su concierto
como todas las mañanas.
Es la vida que comienza
y un poema en la jornada,
con los versos y las letras
que susurran las cigarras.
Todo es una maravilla
y hasta el sol en lontananza,
perezoso, ya se estira
y saluda con su magia.
Ya se ven por los caminos
las alfombras marchitadas
que las hayas y los robles
regalaron con su gracia.
Y ese mundo de colores
se diluye en una capa,
de blancura y por la nieve
que ha venido a las montañas.
Es otoño, todavía,
al invierno aún le faltan,
unos días, solamente,
y quizás una semana.
Y esos versos de cristal
son de otoño, sus migajas,
con recuerdos y saudades
y con fiebre en la mirada.
Poesía que renace
cada día en otra etapa,
con suspiros y susurros,
de sus rimas hoy quebradas.
Rafael Sánchez Ortega ©
11/12/24
Hermoso poema. Desde un Buenos Aires donde nunca nieva, imaginar los campos blancos me parece un poema de solo imaginarlo. Bello finde.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Que esos versos de cristal sean el reflejo de muchos más. Un besote, en domingo muy frío.
ResponderEliminarGracias Campirela.
EliminarUn abrazo.