Salgo a la calle y respiro
ese candor marinero,
que va dejando la vida
y los rincones del puerto.
Mi villa tiene esa imagen
que la conceden los cielos
de juntar en una estampa,
casas, barcos y los remos.
Es un tesoro preciado
para el hombre barquereño,
y también a sus raíces
con ambiente marinero.
Por eso la brisa fresca
de las mañanas de invierno,
dejan sabor agridulce
y nos revuelven los pelos.
Son como dulces caricias
que van dejando sus besos,
y con pasión y ternura
estremecen nuestros cuerpos.
Surgen recuerdos cercanos
de leyendas y de cuentos,
que contaban los mayores
en las noches, junto al fuego.
Así renacen las brasas
y se avivan los destellos,
de aquellos ratos sin nombre
tan lejanos y tan bellos.
Y es que se funde la magia
de lo profano y el rezo,
en un poema sublime
que va trazando sus versos.
San Vicente cobra vida
y La Barquera el resuello,
ofreciendo, en su capilla,
un ambiente marinero.
"...Sopla el aire en la mañana
con la brisa que yo anhelo,
la que me ofrece la calma
que ha forjado tantos sueños..."
Rafael Sánchez Ortega ©
17/12/24
Rafael, nos dejas una nagnífica estampa de S.Vicente de la Barquera...Mi felicitación por tus letras inspiradoras, generosas y llenas de vida, poeta amigo.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y felices días de Navidad con los tuyos.
Gracias por tus palabras y mensajes de hoy, María Jesús.
EliminarTambién para ti un abrazo y Felices Fiestas en compañía de tus seres queridos.