"El otoño está en el alma"
repiten las resacas, en la playa,
con voz apasionada e inconfundible.
Amanece en un verano que prosigue
y que trata de estirarse hasta septiembre,
prolongando los calores del estío
y el galope impetuoso de los pechos
que disfrutan de la vida en vacaciones.
Se oyen voces que nos dicen que es el último regalo,
de este año y del verano,
para dar la bienvenida a un nuevo otoño
y apartar las telarañas de las almas.
Y la luz que ahora nos llega con dulzura,
y que besa y nos abraza con la brisa,
marchará para otras tierras y otros mares
a buscar las siluetas de personas,
que nerviosas e impacientes, se preguntan
"dónde están esos reflejos y caricias
del verano".
Volverán golondrinas, de regreso,
a las tierras y parajes tan lejanos,
que el poeta señalara con sus rimas,
y en sus alas marcharán muchos recuerdos,
con los miles de latidos arrancados
a los ojos y pupilas de los niños
que cambiaron las tristezas por abrazos,
y los miedos y temores de sus padres,
por las risas infantiles que crecían a su lado.
Yo te busco, dulce otoño, cada día,
y lo hago en la almohada, en la mañana,
y te veo entre los pliegues del recuerdo,
y te hablo y te susurro del verano,
y te cuento y te comparto todo aquello
que me viene a la cabeza, pero...
Me despierto en el vacío de mi cuarto
y hasta veo que no estás en la almohada,
y es que puede que el otoño sea un deseo,
en que solo llegue al bosque y se despida del verano...
Quizás está en el alma.
En esa parte donde ya no se espera tanto,
pero se ama más profundamente,
y donde cada hoja que cae empieza a forjar
la alfombra del recuerdo, en una historia,
y cada silencio da paso a una oración
con un nombre y una cara que he amado.
Se camina entre los días dorados y lentos,
con el corazón envuelto en suspiros de ausencia.
Pero no me conformo, sé que estoy en el otoño,
y que va a llegar el invierno, y debo de estar preparado
para soportar el frío, la nieve y la tristeza..
Tiemblan las almas, y también la mía,
cambian de estación y hasta suspiran
recordando lo que fue y lo que pasó,
en otro tiempo, y ahora, ya sin ti, infancia y juventud,
se nota el frío que hace dentro,
Y sí, ya sé que el frío enseña a protegerse, del invierno,
y por eso te busco, fiel otoño,
aunque sea en el recuerdo
porque "el otoño está en el alma"
allí, donde cada hoja que cae y nos deja,
es como un latido perdido en la distancia.
Rafael Sánchez Ortega ©
(Inspirado en CGPT)
08/08/25.
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