Ya no te entienden,
amigo, no te entienden
y eso te duele.
Te encierras solo
viviendo en un refugio
que no existe.
Y deberías
regresar, vivir el hoy
y estar presente.
Pero te engañas
y sin qurerlo mientes
día a día.
Te duele el que
te digan que estás solo
en esta barca.
Vas sin remos,
sin timón, sin velamen,
sin horizonte...
Un rayo
de esperanza se pierde
en la distancia.
Y tú rezas,
en silencio, a ese Dios
que no responde.
Le pides fuerzas,
que alivie tu calvario
y te devuelva
las ganas de seguir.
Te responde
la tormenta en un suspiro
con un trueno,
como música de fondo.
Unas gotas,
con su tinta, se deslizan
al cuaderno
con tus versos.
Tú las miras
y ves sangre y agonía
en esas letras.
Los ojos se cierran
al sueño de la vida,
y los labios que musitan
su última plegaria.
Ya no te entienden,
amigo... y sí,
si que te importa,
aunque lo niegues.
Rafael Sánchez Ortega ©
02/09/25
Rafael, un espléndido poema.
ResponderEliminarSiempre hay alguien dispuesto a escuchar , solo hay que abrir bien las oreja
Un fuerte abrazo, te deseo un buen fin de semana.
Cierto Campirela, un abrazo y feliz finde.
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