Miré la mesa
repleta de papeles
y en gran desorden.
Muchos papeles
con letras apiñadas
que me llamaban.
Versos quebrados,
relatos inconclusos
y algún ensayo.
Signos y letras
salidos de mi pluma
en ratos de ocio.
Y yo mirando
la marcha del verano
y de mi vida.
Llega el otoño,
con hojas que se apagan,
eso pensaba.
Me estremecí
de forma involuntaria,
sin darme cuenta.
Era verdad
el mundo de las letras
me lo decía.
Y es que entre ellas,
y encima de la mesa
había otoños.
Era la vida
creada de mil formas
en los escritos.
En sus latidos
estaba lo que siento
y lo que pienso.
Había vida
latente, que mis dedos,
iban dejando.
Rafael Sánchez Ortega ©
11/09/25
Toda una vida, en un puñado de letras.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.