Noté la brisa fresca, por la cara,
y mi cuerpo sintió un escalofrío,
pasaba por delante de aquel río,
muy cerca del tomillo y de la jara.
Entonces recordé a la alquitara
durmiendo en el desván del caserío,
soñando con los meses del estío
y con el agua cristalina y clara.
Aquel agua era un líquido preciado.
era el néctar con sabor a embrujo,
que en mi tierra le llaman el orujo.
Más la brisa bebió de mi costado,
otro néctar sin uva ni fermento,
dejándome sus besos y su aliento.
Rafael Sánchez Ortega ©
14/04/10
y mi cuerpo sintió un escalofrío,
pasaba por delante de aquel río,
muy cerca del tomillo y de la jara.
Entonces recordé a la alquitara
durmiendo en el desván del caserío,
soñando con los meses del estío
y con el agua cristalina y clara.
Aquel agua era un líquido preciado.
era el néctar con sabor a embrujo,
que en mi tierra le llaman el orujo.
Más la brisa bebió de mi costado,
otro néctar sin uva ni fermento,
dejándome sus besos y su aliento.
Rafael Sánchez Ortega ©
14/04/10
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