Una agenda es un nido de recuerdos,
allí están esas notas de los días,
con las fechas alegres, consagradas,
y las otras de llanto reunidas.
Hay apuntes con nombres especiales,
direcciones de cartas y misivas,
y también ese día del invierno
en que fuisteis en Reyes, a la misa.
Sin embargo la agenda no es diario,
es quizás el cuaderno que te avisa,
la memoria que llevas en tu mano,
el aviso que tienes una cita.
Hay personas que hacen a la agenda
confidente de lágrimas y risas,
apuntando en la misma todo aquello
que es el centro y latido de su vida.
Hoy he visto una agenda abandonada,
apartada en la mesa, en una esquina,
una capa de polvo levemente
a sus tapas gastadas la cubría.
Sin querer la tomé entre mis manos,
y la abrí por la marca de su cinta,
una fecha marcaba el calendario,
y una frase muy bella entre comillas.
Era un quince de octubre simplemente,
y la frase: "te quiero vida mía",
al mirar esa fecha y las palabras
comprendí que la agenda estaba viva.
Que la vida no es tiempo que se pasa
y se deja perdida en las cuartillas,
es vivir cada día los momentos,
compartiendo dolores y alegrías.
Es amar más allá de la distancia,
de preguntas quizás incomprendidas,
es amar como ayer y como siempre
sacudiendo ese pecho que suspira.
Y también entregar las ilusiones,
es amar con el mar y con la brisa,
y es sentir el abrazo que deseas
con el beso tan dulce y las caricias.
Rafael Sánchez Ortega ©
23/04/10
allí están esas notas de los días,
con las fechas alegres, consagradas,
y las otras de llanto reunidas.
Hay apuntes con nombres especiales,
direcciones de cartas y misivas,
y también ese día del invierno
en que fuisteis en Reyes, a la misa.
Sin embargo la agenda no es diario,
es quizás el cuaderno que te avisa,
la memoria que llevas en tu mano,
el aviso que tienes una cita.
Hay personas que hacen a la agenda
confidente de lágrimas y risas,
apuntando en la misma todo aquello
que es el centro y latido de su vida.
Hoy he visto una agenda abandonada,
apartada en la mesa, en una esquina,
una capa de polvo levemente
a sus tapas gastadas la cubría.
Sin querer la tomé entre mis manos,
y la abrí por la marca de su cinta,
una fecha marcaba el calendario,
y una frase muy bella entre comillas.
Era un quince de octubre simplemente,
y la frase: "te quiero vida mía",
al mirar esa fecha y las palabras
comprendí que la agenda estaba viva.
Que la vida no es tiempo que se pasa
y se deja perdida en las cuartillas,
es vivir cada día los momentos,
compartiendo dolores y alegrías.
Es amar más allá de la distancia,
de preguntas quizás incomprendidas,
es amar como ayer y como siempre
sacudiendo ese pecho que suspira.
Y también entregar las ilusiones,
es amar con el mar y con la brisa,
y es sentir el abrazo que deseas
con el beso tan dulce y las caricias.
Rafael Sánchez Ortega ©
23/04/10
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