Esperaba que el tiempo se pasara
y con él las tristezas y recuerdos;
caminaba por sendas con su vara,
el cayado de locos y de cuerdos.
¡Cuánto polvo en su cuerpo y en su cara!,
como niebla en la mente de los lerdos;
¡Cuánta uva llevada a la alquitara
para ser degustada en los acuerdos!
...Pero el hombre que espera y que se esconde,
es el niño que busca la blancura
y a la vez el abrazo de su amada.
Sin embargo, no sabe cómo y dónde,
esa espera le lleva a la locura
y a dormir, derrotado, en la alborada.
Rafael Sánchez Ortega ©
09/10/10
y con él las tristezas y recuerdos;
caminaba por sendas con su vara,
el cayado de locos y de cuerdos.
¡Cuánto polvo en su cuerpo y en su cara!,
como niebla en la mente de los lerdos;
¡Cuánta uva llevada a la alquitara
para ser degustada en los acuerdos!
...Pero el hombre que espera y que se esconde,
es el niño que busca la blancura
y a la vez el abrazo de su amada.
Sin embargo, no sabe cómo y dónde,
esa espera le lleva a la locura
y a dormir, derrotado, en la alborada.
Rafael Sánchez Ortega ©
09/10/10
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