Ofrezco cinco rosas por un beso
y el cambio no parece muy preciso,
es más la fantasía del poseso
que el echo ya de sí tan circunciso.
Un beso de tus labios quiero impreso,
y un beso que me deje tu permiso,
el beso del amor, sin retroceso,
el beso tibio y dulce, sin aviso.
Las rosas las dejamos en tu alcoba,
posadas en un lecho de alabastro
quedando con sus pétalos dormidas.
Son versos que componen una trova,
alivian el silencio con su rastro
y duermen en tu alma agradecidas.
Rafael Sánchez Ortega ©
16/10/10
y el cambio no parece muy preciso,
es más la fantasía del poseso
que el echo ya de sí tan circunciso.
Un beso de tus labios quiero impreso,
y un beso que me deje tu permiso,
el beso del amor, sin retroceso,
el beso tibio y dulce, sin aviso.
Las rosas las dejamos en tu alcoba,
posadas en un lecho de alabastro
quedando con sus pétalos dormidas.
Son versos que componen una trova,
alivian el silencio con su rastro
y duermen en tu alma agradecidas.
Rafael Sánchez Ortega ©
16/10/10
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