Quiero sentir tus manos en mi pelo
y con ellas saciarme de caricias,
quiero beber el vino de tus labios
y robarte la flor de tu sonrisa.
Quiero nacer de nuevo con el alba
y volver a la vida cada día,
quiero escuchar el eco de tus labios
y guardar tus palabras tan queridas.
Yo quiero estremecerme nuevamente
al sentir el abrazo de la brisa
y soñar que esos brazos son los tuyos
los que inundan mi cuerpo de semillas.
Yo quiero amarte, amor, así de simple,
y quiero la esperanza renacida,
que llegue hasta mi alma y la secuestre
llevándola al jardín de las delicias.
Yo quiero ser el hombre enamorado,
el niñó que jugaba y que reía,
el joven que buscaba por las tardes
al sol que traspasaba las colinas.
Y quiero ser el alma del anciano
que en el parque sonríe mas aprisa,
por las hojas doradas del otoño
que iluminan su rostro y su vigilia.
Pero quiero ser yo y no ser otro
aunque el alma proteste y se resista,
¡quiero buscarte amor, quiero sentirte!
para darte sin más toda mi vida.
Rafael Sánchez Ortega ©
17/06/11
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