Vivimos en un mundo que se muere
por culpa de unas letras que se apagan,
las sombras del vacío no nos dejan
y ahondan los rincones de las almas.
El mundo está carente de valores
y vive el día a día y la resaca,
de un tiempo ya pasado y no lejano
de un mundo con luceros y esperanzas.
Entonces escribían los poetas
poemas con mensajes a su amada,
en ellos trasladaban emociones
y versos rebosantes de palabras.
Recuerdo aquel momento en mi pupila
y añoro tantos sueños y jornadas,
vividos en los días juveniles
y en otros más cercanos en distancia.
Pero se muere el mundo en que vivimos,
se apagan las cenizas y las brasas,
los sueños y promesas de los hombres
ardieron en el fuego, entre las llamas.
Me cuesta comprender que esto suceda
y pienso en maleficios y en manadas,
y pienso en maleficios y en manadas,
con lobos solitarios vigilantes
en busca del manjar y la carnaza.
Y pienso en los esfuerzos realizados
por hombres, que en la tierra trabajaran,
buscando las migajas de la gleba
y el fruto que llevaba en sus entrañas.
Por eso, aunque este mundo se nos muere,
yo creo en el esfuerzo y la cuajada
mostrada por los hombres y mujeres
que amaron en los pueblos y las plazas.
Y amaron en un tiempo de penurias
en medio de tristezas y batallas
de fuertes marejadas y galernas
y luchas intestinas de las almas.
Más creo en los poetas que nos quedan,
-eternos Don Quijotes en su Mancha-
de un mundo ya caduco y extinguido
que queda diluido en las miradas.
"...Vivimos en un mundo que se muere
por culpa del amor que ahora nos falta,
las sombras de pasión enfebrecida
ahogan sentimientos que se apagan..."
Yo quiero describir con valentía
el mundo desgarrado que se marcha,
y quiero retenerlo con mis versos
soñando como antaño, yo soñaba...
Rafael Sánchez Ortega ©
28/06/11
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