Como las olas, la vida,
tiene flujos y resacas,
y el compás de las mareas
deja huellas en las almas.
Las olas van por los mares
con su mantilla preciada,
unas se cubren de verde
otras acunan las barcas.
La vida viene a los hombres
y nada, ni ellos, la paran,
llega con mimos y arrullos,
pero también en sus lágrimas.
Olas que vienen y quedan
para dormir en la playa,
vida que llega y que corre
para partir con el alba.
Como las olas, la vida,
está formada por agua,
agua caída del cielo
y de pupilas mojadas.
Agua que riega los mares
pero también a las caras,
agua que besa las olas
con unos labios de plata.
Pero volviendo a la vida
veo en la misma la causa,
ese motivo que apremia,
esa pasión que reclama.
Es el amor simplemente
en nuestra sangre alterada,
es ese cuerpo soñado
de una persona descalza.
Como las olas, la vida,
día tras día se pasan,
y cuando alzamos la mano
en la distancia se marchan.
Olas que llegan de pronto,
vidas surgidas sin causa,
y en cuya frente el silencio
deja salitre y palabras.
Brisa que mueve cabellos,
vida de miel y de nata,
besos que lanzan suspiros
olas de sal y esperanza.
Pero la vida y las olas
van en el tiempo abrazadas,
siempre que el cielo suspire,
cuando el poeta descansa.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/09/11
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