II
Más tengo que decir que estoy cansado;
la lágrima salada se derrama
bajando por el párpado apagado,
buscando la raíz del cubrecama.
Hoy tengo que decir, todo turbado,
que espero la caricia de la cama,
el cuerpo que me ofrezca su costado
y el seno que palpite con su llama.
Y tengo que escribir de todo esto
si quiero mantenerte en mi retina.
Ya sabes que ser bueno no es honesto,
que prima la mentira tan dañina
y exige al corazón estar dispuesto
a ser el perdedor de mi ruina.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/09/11
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