I
Hoy vengo a ti, cuaderno irreverente,
para escribir un poco de mi huída,
para dejar la sangre tan ardiente
escapando del alma malherida.
Y llego con el pecho tan doliente
que sufre con la carga recogida,
me siento como el loco y el demente
que buscan en el cielo su salida.
Mis letras van saliendo en un remanso
en una procesión, como un calvario.
Espero algún alivio y un descanso
escribiendo sin cesar en mi diario.
El lago del lugar recoge un ganso
que luce su linaje literario.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/09/11
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